Bendiciones En Cristo


MI TAREA COMO PASTOR ES: DIRIGIR CON EL EJEMPLO, AMAR SIN MIEDO AL SACRIFICIO Y SERVIR DESINTERESADAMENTE...
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viernes, 2 de abril de 2010

AQUEL DOMINGO POR LA MAÑANA

UN ESTUDIO DE LA RESURRECCIÓN


El hecho de que exista el cristianismo hasta nuestros días se debe a que su fundamento se gesta a partir de la resurrección, algo así como una columna vertebral en el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Todas las religiones del mundo han tenido un líder y un propósito a seguir todas equívocas pero todas fundadas a partir de su líder y guiadas por el recuerdo y la memoria del impacto que ha llegado a producir tal líder. A diferencia de ello, el cristianismo no sólo nace a partir de su líder, sino que se alimenta de él y se sustenta sobre la base de su existencia y vida. Todos quienes antes han llegado a inmortalizar sus nombres, no han podido hacer lo mismo con sus cuerpos físicos, Jesús no solamente ha inmortalizado su nombre y una manera diferente de vivir la vida, él mismo ha resucitado como prueba irrefutable del poder de Dios y como promesa de ser primicia de quienes ya han muerto. Jesucristo a diferencia de otros líderes ha resucitado de entre los muertos esto marca la notoria diferencia entre todos los demás líderes históricos y lo que es el Señor. Existe mucha evidencia interna y externa para desarrollar con tranquilidad y mucha seguridad el tema de la resurrección de Jesucristo. Dios ha sentado precedentes de este episodio histórico en que nuestra fe cristiana cobra sustento y estructura, cabe recalcar que sin resurrección no existiría fe cristiana o por lo menos sería una fe vana.

Me gusta cómo define Francisco Lacueva este concepto de resurrección, él dice al respecto: “el retorno de un cuerpo exánime a la vida mediante la reunión con el alma, la cual era el principio vital del compuesto humano, a nivel físico” (Curso de Formación Teológica, Francisco Lacueva. Escatología II, Edit. CLIE)

1.- Evidencia Interna.

Cristo y su resurrección. Una de las cosas que llama la atención del ministerio de Jesús es este anuncio, pues aunque sus discípulos ni lo entendían, el Señor sabía que la base de su ministerio para la humanidad se sostiene en la resurrección de entre los muertos. Cristo habló tanto de su muerte como del hecho de su resurrección en formas paralelas y unísonas, tanto era lógico decir que moriría como que se levantaría de entre los muertos. De hecho su frase más condenatoria era que “levantaría este templo en tres días” y los judíos se tomaban muy en serio el desarrollo y desenlace de este suceso preanunciado.

Fuentes bíblicas. Mateo 12.38-40; 16.21; 17.9,22,23; 20.18-19; 26.32; 27.63; Marcos 8.31-9.1; 9.10; 9.31; 14.28, 58; 10.32. Lucas 9.22-27. Juan 2.19-22; 12.34; capítulos 14al 16 del Evangelio de Juan.

Desarrollo de la idea de la resurrección. Para los discípulos era algo muy difícil de entender esto de la muerte y resurrección debido a su creencia de que el Mesías vendría para ejercer una hegemonía basada en el poder de Dios y el resultado sería la libertad política y un reino israelita para las naciones del mundo, los judíos anhelaban un redentor sólo a la altura de la liberación romana y no quien les pudiese libertar de sus pecados y darles verdadera esperanza basada más en promesas futuras de volver a vivir que en sus sueños presentes de emancipación política. Dicho de otra manera Jesús no cumplía con el perfil libertador de su pueblo aun cuando sus credenciales (incluye señales) le facultaban como el único y gran Mesías. La señal magnífica de Dios en cuanto al ministerio de Jesús está en el hecho de su resurrección (Juan 2.18-22) Jesús tenía claridad de que la muerte no era el fin del camino, de hecho su predicación basa tanto su éxito en el derramamiento de su sangre por los pecados de la humanidad como en despertarse de entre los muertos al tercer día (Lucas 9.22-27) Cada pasaje en que el Señor se refiere a su muerte, no lo hace sino sobre esta firme declaración de su resurrección, pues esta es la confianza desarrollada del Hijo de Dios ante la magnitud de su mensaje, de su obra y de su cumplimiento.

Desde la tumba. Para que Cristo hiciese cumplir su Palabra profética de levantarse de entre los muertos, debía primeramente estar muerto, y bien muerto para no dejar lugar a dudas. Pues el registro interno de los Evangelios se encarga de sentar este precedente. Lo primero es a saber que la agonía sufrida por el Señor fue tal que sólo podía dar paso a la exhalación, y esto es lo que relatan los diferentes pasajes evangélicos: “…y entregó a Jesús, después de azotarle, para que fuese crucificado. Entonces los soldados…convocaron a toda la compañía. Y le vistieron de púrpura, y poniéndole una corona tejida de espinas, comenzaron luego a saludarle…y le golpeaban en la cabeza con una caña, y le escupían…Después de haberle escarnecido…le sacaron para crucificarle.” (Evangelio de San Marcos 15.15-20) parte de esta agonía consistió en el azote. J. McDowell citando a Jhon Mattingly escribe “el criminal enjuiciado generalmente era antes que nada despojado a la fuerza de sus ropas…entonces los terribles y crueles azotes eran administrados por los lictores…Puede notarse fácilmente que las tiras largas de hueso y metal componentes del látigo lacerarían horriblemente la carne humana”. Luego de sufrir tanto el martirio del escarnio, como los látigos castigadores de los soldados romanos, Jesús debió sufrir la triste caminata hacia el Gólgota (San Marcos 15.22)

La cruz merece todo un capítulo en este tema, pero no es el objeto estudiar del sacrificio vicario, sino de la resurrección gloriosa del Señor Jesucristo. Sin embargo quisiera mencionar al menos el pensamiento de Marco Tulio Cicerón: “Aun la mera palabra, cruz, debe quedar lejos no tan solamente de los labios de los ciudadanos de Roma, sino también de sus pensamientos, de sus ojos, de sus oídos” (tomado de Evidencia que Exige un Veredicto por J. McDowell). En resumen, luego de no haber dormido en toda la noche, siendo rechazado por todo el pueblo, dejado solo por sus más íntimos amigos, hicieron pedazos su espalda con el “gato de nueve colas”, le hicieron llevar una cruz hasta el cerro La Calavera o Gólgota y finalmente sufrió la crucifixión, tortura donde cada nervio es expuesto a tremendos sufrimientos, la muerte de esta manera, se dice que es sino la más, una de las más horrorosas que conozca la historia humana.

Clavado en un madero, solitario, padeció el Mesías Príncipe de Israel y el Cristo de la Iglesia de Dios.

2.- Evidencia Externa.

La tumba sin el cuerpo. Resulta extraño analizar el hecho de que la tumba de Cristo haya estado vacía y que la gente de la época no rechazara o negase esta verdad, que obviamente todos sabían. Sin embargo el que la tumba estuviese vacía no quiere decir que Cristo haya resucitado. Por lo que el hecho de demostrar que aquel lugar donde pusieron el cuerpo de Jesús quedó vacío hasta hoy, nos lleva a la pregunta ¿Qué sucedió aquel domingo en la mañana con el cuerpo del Señor? Pues es un hecho de que la desaparición del cuerpo desde la tumba implica que algo sucedió. Pensar que el cuerpo quedó allí es absurdo, pues uno de los argumentos en la predicación apostólica es el hecho de decir que Cristo resucitó de los muertos y eso implica que, sin perjuicio de que si lo hizo o no, nadie refutó diciendo que la tumba estaba ocupada y que el líder de los cristianos estaba yacía ahí. Hablamos de discursos hechos a menos de dos meses sucedido los hechos. Que la tumba estaba vacía, da pie a creer que Cristo o resucitó de entre los muertos o alguien lo sacó de la tumba, lo segundo es mucho más factible, sólo que cabe hacer algunas preguntas tales como: ¿Cuál sería el objetivo? ¿Quién haría tal cosa? Según el relato bíblico histórico, la tumba estaba rodeada de guardias romanos quienes no podían dejar su puesto ya que eso les costaría la vida según sus propios códigos militares. Por lo que es imposible que un grupo de apóstoles llenos de miedo, escondidos en el aposento alto donde estaban, cobraran valor abruptamente para ir y profanar la tumba con el propósito de hacer creer a todo un país que Jesús habría resucitado. Otro detalle era la gran piedra puesta en la entrada.

Vestidos fúnebres. (evidencia cultural) De esto da cuenta el Evangelio según San Juan 20.3-9. Este evento le valió a Juan para creer, pues todo el relato de la tumba vacía es complementado con lo que dentro se hallaba, lienzos sin un cuerpo y un sudario puesto aparte. Antes de este domingo por la mañana, se necesita saber que al ser puesto Cristo en la tumba fue preparado para la sepultura con vestiduras y especias aromáticas para tal evento, lo primero era untar el cuerpo lo cual fue hecho por Nicodemo (San Juan 19.38-42) esto era parte del proceso de vestir un muerto que consistía en poner lienzos y pulverizar los perfumes en ellos, todo para ir a dejarlo desde un viernes por la tarde hasta un domingo en la mañana. Juan resalta el hecho de que el sudario estaba aparte, esto sugiere algo más, pues veamos, los lienzos estaban hacia un mismo lugar todo allí con sus especias y aparte el sudario lo que quiere decir que alguien lo colocó aparte y que no fue el mismo que sacó los lienzos. A no ser que Jesús haya sacado de su rostro el sudario dejándolo aparte y luego salió de esos lienzos para colocarse enhiesto frente al sepulcro y lejos de ser absorbido por la muerte.

La piedra. Para algunos el hecho de haber rodado una gran piedra en la entrada (San Mateo 27.60) no les es una evidencia en sí misma, debe ser porque no han considerado lo siguiente: la piedra fue rodada hacia arriba en pendiente, Juan usa un verbo que quiere decir que la piedra fue alzada (San Juan 20.1 “y vio quitada la piedra del sepulcro”. El verbo para quitada es el verbo para izar las velas de un barco (airo) La pregunta surge ¿Quién transportó la piedra hacia arriba a otro lugar separado del sepulcro? La experiencia humana diría los apóstoles, sin embargo eran sólo dos, o habría sido María pero ya había sido removida, a menos que la Biblia tenga razón y fue un ángel quien lo hizo.

El sello de la guardia. Otro detalle evidente de la resurrección tiene que ver con la seguridad romana. Pues es sabido por la historia universal que una de las mejores milicias ha sido la del imperio romano, sin embargo se sugiere aquí ver esta evidencia clave e histórica. Los sacerdotes mismos solicitaron que roma fuese testigo de su muerte y en el Evangelio de San Marcos en 15.44-45 el centurión romano se cercioró personalmente que el cuerpo yacía exánime y luego el Evangelista Mateo nos relata en 27.62-66 que pusieron el sello romano hasta ese momento inviolable y una guardia romana apostada en dicho lugar de sepultura. Mucho trámite para el sepelio de un simple judío con doctrinas diferentes a la de los sacerdotes, sin embargo son estos meros trámites los que evidencian el hecho de que Cristo resucitó indudablemente de entre los muertos.

3.- Otras Evidencias.

Notemos cuantas otras buenas evidencias podemos hallar acerca de la resurrección gloriosa de nuestro Señor Jesucristo.

Apariciones. Algunos piensan que Cristo sólo apareció a sus discípulos, pero esto no es verdad. La Biblia hace una cuenta bastante extraordinaria de personas que vieron al Señor resucitado, eran más de quinientas personas, las cuales no sólo testificaron haberle visto vivo sino que además murieron por asegurar esta declaración. No es fácil vivir con un mito y llegar a las más absurdas situaciones por este hecho. Pedro cambió radicalmente su manera de vivir, lo mismo pasó con Jacobo quien murió atravesado por una espada por el solo hecho de que Jesús resucitó. Esteban el diácono mientras moría apedreado declaró verle al lado del Padre. Parece masoquismo verdad, a menos que realmente creyeran lo que vieron. En resumen cada uno de los apóstoles pagó un gran precio por creer en la resurrección, sólo Juan no fue asesinado pero sufrió el exilio, la cárcel y quien sabe cuántas privaciones y problemas de salud tan sólo por asegurar que vio al Verbo de vida, al Señor Jesucristo resucitado de entre los muertos. Así la lista se extiende de personas que le vieron resucitado.

Sus enemigos. Cincuenta días más tarde de haber resucitado Cristo, se celebraba en Jerusalén la fiesta de las semanas y a ella asistió una gran multitud, es aquí donde Pedro da su gran discurso. Es de notar que nadie de las personas refutó los argumentos ni de su forma de morir ni de su resurrección pues resultaba verdaderamente fácil caminar hasta la tumba y decir lo contrario y aun así fuesen pocos los testigos, pero hablamos de una congregación reunida de ciento veinte personas y estos no eran todos los que le habían visto resucitado. Confrontando a una multitudinaria concurrencia (Hechos de los Apóstoles 2)

Hecho histórico. Quisiera citar acá al escritor Josh Mc Dowell, quien tiene mucho que aportar al respecto debido a sus estudios del tema. “El sepulcro vacío es ese testimonio silencioso de la resurrección de Cristo que jamás ha sido refutado. Los romanos y los judíos no pudieron presentar el cuerpo de Cristo o explicar donde se hallaba, no obstante, rehusaron creer. No por causa de la insuficiencia de evidencia es que los hombres rechazan todavía la resurrección, sino a pesar de la suficiencia de ella”

Manera de vivir de sus seguidores. Si la resurrección del Señor Jesucristo no fuera un hecho real, entonces necesitamos explicarnos como hace un grupo numeroso de gente a través de la historia para creer en esto cambiando sus realidades y dando sentido a la vida y propósitos más nobles al individuo. Todo a partir de la resurrección. Jhon Stott dice “tal vez la transformación de los discípulos de Jesús sea la mayor evidencia de la resurrección…”.

Mc Dowell, de quien ya me he referido antes, hace un cuadro comparativo que vale la pena analizar:

“en el día de la crucifixión ellos estaban llenos de tristeza; en el primer día de la semana de alegría. En la crucifixión estaban desesperanzados; en el primer día de la semana sus corazones refulgían de seguridad y esperanza. Cuando el mensaje de la resurrección recién llegó a ellos, estaban incrédulos y duros para convencerse. Pero una vez que estuvieron seguros jamás volvieron a dudar.

¿A quién podría atribuirse este sorprendente cambio en estos hombres en tan corto tiempo? La mera remoción del cadáver de la tumba no podría haber transformado sus espíritus y caracteres. Tres días no son suficientes para que surja una leyenda que los afecte de este modo. Se necesita tiempo para un proceso de crecimiento legendario. Es un hecho sicológico que exige una completa explicación”.

Existe a través de los años, cientos de experiencias de hombres y mujeres transformados por el poder de Cristo, ese mismo poder y esa misma seguridad se alberga en sus corazones y que tiene que ver con que Cristo resucitó de entre los muertos y que no sólo tiene el poder de hacerlo sino que para quienes creen en él pueden estar seguros que vivirán la misma realidad de surgir nuevamente a la vida un día.

Otros hechos sociológicos. La iglesia cristiana es considerada la religión más grande del mundo y la más diseminada geográficamente por el orbe, esto es objeto de curiosidad para muchos estudiosos, pues mueve a cientos de miles de personas en las más distintas culturas y realidades sociales a creer que el hecho que Cristo resucitó de los muertos es una realidad más allá de toda discusión o dudosas razones. Lo que sostiene la fe cristiana y a la iglesia misma es este suceso de características formidables. Pablo de Tarso, quien habría sido un enconado enemigo del cristianismo y quien llevó a muchos seguidores de Jesús a la cárcel, al convertirse a la fe cristiana aseguró que la razón de existir del creyente y lavase de la predicación del Evangelio es la resurrección, él dijo: “Y si Cristo no resucitó, vana es nuestra predicación, vana es también vuestra fe…” (1ª Corintios 15.14) Otra buena característica es el rito de inicialización de un creyente, este debía bautizarse para ser identificado en la muerte, sepultura y en la resurrección de Jesucristo.

4.- Refutaciones. Algunos sostienen que puede haber otra explicación a la que haremos bien en refutar.

v El Desmayo. Algunos piensan que Cristo desmayó en la cruz o luego de ella y fue sepultado vivo. Imposible. El Centurión romano aseveró su deceso lo mismo que los fariseos Nicodemo y José de Arimatea.

v El Robo. Algunos creen que el cuerpo fue robado de la tumba. Imposible. Pues ya hemos analizado lo custodiado que estaba como para burlar y sortear todos estos obstáculos.

v Las Alucinaciones. Algunos dicen que las apariciones de Cristo resucitado fueron realmente alucinaciones. Imposible. No fue uno o dos sino cientos los que vieron al Señor, ¿Alucinación Colectiva?

v La Tumba Equivocada. Se ha llegado a especular que se equivocaron de tumba. Imposible. Si consideramos que este evento el domingo en la mañana es uno de los mejores comentados, San Marcos 15.47 especifica “miraban donde lo ponían”, luego otros vinieron (Pedro y Juan) y hallaron la misma tumba vacía.

Conclusión. Sin lugar a dudas que podemos llegar a conclusiones bastante serias.

Varios líderes han impactado su tiempo y su gente, sin embargo cada uno de ellos conserva un lugar en la historia y en la geografía, a excepción de nuestro Señor Jesucristo. Confucio, Sidartha Goutama, Mahoma, y otros, todos ellos ocupan un sepulcro y cada seguidor puede visitar sus restos y llevar incluso flores. El caso de Jesús es diferente, él no tiene una tumba porque no está allí, no ocupa un lugar en el espacio por estar físicamente fuera de nuestro espacio y tiempo, él sincera y decididamente ha resucitado. Sostenido esto por cientos de personas alrededor del mundo. Existe el lugar pero no hay ahí un cuerpo…la evidencia está y el veredicto es que Cristo ha resucitado de entre los muerto, y si él puede hacer eso entonces puede hacer todo, si él puede levantarse así, puede levantarme a mí y levantarle a usted.

Cristo Vive.