Bendiciones En Cristo


MI TAREA COMO PASTOR ES: DIRIGIR CON EL EJEMPLO, AMAR SIN MIEDO AL SACRIFICIO Y SERVIR DESINTERESADAMENTE...
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martes, 13 de abril de 2010

La Controversiana Arriana y el Concilio de Nicea




El problema de la naturaleza de Cristo nace en los albores mismos del cristianismo, los primeros judíos cristianos necesitaban respuesta a esta interrogante. El Apóstol Juan defendió fuertemente la controversia acerca de la naturaleza divina de Cristo, es así como encontramos en la Escritura cartas como la primera epístola de Juan que es una defensa de la naturaleza de Cristo ante los gnósticos, quienes aseguraban, entre otras falsedades, que el Señor no había nacido en forma humana y que era sólo un espíritu con apariencia de hombre ¿?. Existen varias defensas ante estos herejes en la Biblia. Los gnósticos hicieron que la iglesia entrara en controversias debido a sus enseñanzas pero la autoridad apostólica les relegó a un rincón de la historia. Más tarde fue el turno del monarquianismo que es una corriente herética de pensamiento gnóstico que supone a la persona de Cristo o bien cien por ciento humana o bien cien por ciento deidad pero excluye toda posibilidad de triunidad en Dios inclusive su Hijo. El monarquianismo tuvo dos aspectos: por un lado estaba el monarquianismo dinámico representado por el obispo Pablo de Samosata quien planteaba que Jesucristo el Verbo fue humano siempre y que sólo cambió en cuanto a la divinidad el día de su bautismo cuando el Cristo se posó en el por el Espíritu Santo, y también estaban los monarquianos modalistas que decían que el Verbo era el mismo Padre que había descendido y que por lo tanto era absolutamente Dios sin haber nadie más en el cielo, esto fue enseñado por hombres como Noeto, Praxeas y especialmente Sabelio. Pero estas divergencias en la doctrina fueron eliminadas por líderes de la tacha de Tertuliano en el siglo segundo, quien confrontó los pensamientos de Marción y sus falsas enseñanzas y quien se dirige a Praxeas como el que “...sirvió al diablo en Roma de dos modos: expulsando la profecía e introduciendo la herejía, echando al Espíritu y crucificando al Padre.”
Más tarde encontramos un escenario diferente del mundo antiguo, con mayores posibilidades de debates y donde las controversias pasan a ser de carácter realmente delicados para los teólogos de la época, en pleno siglo cuarto y cuando el ocaso de las persecuciones está llegando para dar paso a una nueva era en la historia de la iglesia oficial, una nueva controversia y el nombre de Cristo otra vez en tela de juicio. Sus interventores; Arrio quien era presbítero de Libia, Atanasio el diácono de Alejandría, el obispo de Alejandría llamado Alejandro, y otros tales como Osio, Constantino el Emperador, Eusebio obispo de Nicomedia, etc.

La Controversia. (318 A.D.)

Surge a partir de una predicación del obispo de Alejandría quien hace llegar a otros pastores de la región, el tema; “El Gran Misterio de la Trinidad”, uno de los que tuvo acceso a esa carta fue Arrio. El punto en cuestión era si Jesús el Verbo de Dios podía coexistir eternamente con el Padre como postulaba Alejandro, o si como decía Arrio era la primera creación de Dios.
Arrio postulaba que el Verbo no era Dios pero sí que era preexistente por lo tanto antes de Jesús ya existía, lo que nadie ponía en duda. La línea de la creación quedaría trazada para Arrio entre Dios y el Verbo quien sería creado antes de todo lo demás.
Como Alejandro tuviera sus textos claves para defender esta posición, Arrio tenía también los suyos. Así cada uno pensaba que el otro estaba en un serio error de la ortodoxia escritural. Según Arrio, aceptar lo que proponía Alejandro era rechazar el monoteísmo cristiano pues a la luz de cómo lo veía el presbítero habrían dos dioses. Decía Arrio “tenemos que suponer dos esencias divinas originales y sin principio e independientes una de otra; tenemos que suponer la diarquía en lugar de la monarquía, o no tenemos que temer declarar que el Logos tuvo un principio de existencia y que hubo un momento cando no existió”
Pero el obispo Alejandro tenía sus argumentos para decir que la línea de la creación sería trazada entre Dios y la creación excluyendo al Verbo y poniéndolo del lado de Dios como preexistente y coeterno con el Padre. Alejandro exponía que la propuesta de Arrio no sólo negaba la divinidad del verbo sino la de Jesucristo obviamente, entonces o bien estamos adorando al Señor Jesús Hijo coeterno de Dios el Padre o estamos adorando a una criatura, pues desde muy temprano la iglesia adoraba a Jesús el Mesías. Como es lógico pensar que no se puede adorar a una criatura de Dios entonces el Verbo ya no puede ser criatura sino el Dios mismo hecho carne en la persona del Señor Jesucristo. Las cosas agravaron cuando: “El conflicto salió a la luz pública cuando Alejandro, apelando a su responsabilidad y autoridad episcopal, condenó las doctrinas de Arrio y le depuso de sus cargos en la iglesia de Alejandría. Arrio no aceptó este veredicto, sino que apeló a la vez a las masas y a varios obispos prominentes que habían sido sus condiscípulos en Antioquia- Pronto hubo protestas populares en Alejandría, donde las gentes marchaban por las calles cantando los refranes teológicos de Arrio. Además, los obispos a quienes Arrio había escrito respondieron declarando que Arrio tenía razón, y que era Alejandro quien estaba enseñando doctrinas falsas. Luego, el debate local en Alejandría amenazaba volverse un cisma general que podría llegar a dividir a toda la iglesia oriental.” Estos sucesos ocurrían hacia el año 321 A.D.
Así las cosas, lo que era un problema religioso pasó a manos del emperador Constantino que había recién sometido ese año a Licanio, lo primero fue poner un mediador entre las partes que fue designado por el mismo Constantino, un obispo de Córdoba llamado Osio. Constantino les hizo llegar una carta que más o menos decía así; "Devolvedme mis días quietos y mis noches tranquilas. Dadme gozo en lugar de lágrimas. ¿Cómo puedo yo estar en paz, mientras el pueblo de Dios de quien soy siervo, está divi¬dido por un irrazonable y pernicioso espíritu de contienda?"
Las cosas se hicieron insostenibles para ambos lados, tanto quienes apoyaban a Alejandro sabían cuan cierto estaba de sus declaraciones, así mismo estaban quienes apoyaban a Arrio en su doctrina, entre ellos el obispo de Nicomedia Eusebio. Pero quien tomaría mayor protagonismo en estas decisiones sería un diácono de Alejandría quien apoyaba las declaraciones de su pastor, su nombre era Atanasio.

¿QUIÉNES FUERON?

Arrio. (¿? 256-336 ¿?) Poco sabemos de Arrio pero lo que se conserva es de bastante claridad para hacernos un cuadro de lo que significó él en su tiempo.
Se dice de él que era predicador y presbítero en Libia, muy popular y de aspecto “alto, fogoso, imponente, docto, incansable y muy dado a discusiones”, su influencia era notoria para quienes le rodeaban, hacía trabajos en Alejandría pero su escuela la había conseguido en Antioquia donde estudió teología con Luciano de quien no se sabe prácticamente nada. Pero se puede desprender que este es el punto de partida de su doctrina, fuertemente influenciada por Pablo de Samosata. Para cuando murió, su doctrina era divulgada y quienes fueron alguna vez los héroes de la doctrina de la trinidad en Nicea, eran fuertemente perseguidos, entre ellos Atanasio.

Atanasio. (295-373 A.D.) Se cree que por haber crecido en lugares donde se hablaba el copto, seguramente era de tez obscura. Desde joven se relacionó con los monjes del desierto entre ellos Antonio, y Pablo el Ermitaño.
“Pequeño de estatura, pero su rostro radiante de inteligencia, como el rostro de un ángel” según Gregorio Nacianceno fue obispo de Alejandría siendo muy joven y secretario personal del obispo Alejandro, formuló la doctrina por la cual el hijo de Dios es de la misma sustancia del Padre lo que sirvió como argumento en el Concilio de Nicea donde fue protagonista principal.

Alejandro. (¿?-326) Obispo de Alejandría para cuando Arrio se rebeló, en el siglo cuarto es uno de los hombres más prominentes. Se cree que nació hacia 250 D.C. Si bien no se sabe nada sobre todo su trabajo, podemos darnos cuenta que manejaba muy bien la teología pues dio origen a la discusión clave de su tiempo, refutando y condenando los dichos de Arrio y excomulgó en 321. Hombre pasivo, Alejandro tuvo como disputador aliado a su diácono Atanasio.

Constantino. Flavio Valerio Constantino, (274-337). Primer emperador romano convertido al cristianismo y fundador de la ciudad de Constantinopla capital del Imperio Romano Oriente. Hijo del prefecto de la guardia pretoriana Constancio Cloro y de Elena quien era cristiana. Se unió en 306 a su padre en la guerra y ese mismo año sus tropas lo declararon augusto tras la muerte de su padre. Lo que necesitamos saber de este emperador es su gran ínteres por la fe cristiana y su manera de involucrarse en los diferentes acontecimientos de la vida religiosa que ahora era el cristianismo, pues en 331 el Edicto de Milán dejó la libertad para que los cristianos profesen libremente su credo. Tuvo gran participación en el Concilio de Nicea y se encargó que el gobierno pagara los gastos de dicho concilio.

CONCICLIO DE NICEA

Se cree que tuvo lugar entre el 20 de Mayo y el 25 de Julio de 325 D.C.
Lo cierto es que tuvo lugar en Nicea, cerca de la capital del reino oriente (Constantinopla), fue dirigida al parecer por el obispo de Córdoba Osio, es conocido también como el primer concilio ecuménico (por ser de carácter universal).
Justo González quiere destacar la importancia del suceso rememorando un poco el tipo de personas que hicieron presencia. “Varios de los presentes habían sufrido cárcel, tortura o exilio poco antes, y que algunos llevaban en sus cuerpos las marcas físicas de su fidelidad...Y ahora...eran invitados a reunirse en la ciudad de Nicea, y el emperador cubría todos sus gastos.”
Eusebio de Cesarea nos relata que había pastores de distintos lugares de Europa, África, y Asia (Eusebio es más preciso en los detalles),
Arrio era atrayente en su forma y al parecer eso hacía que no le vieran como un hombre peligroso en sus credos, Alejandro por su parte era hombre quieto pero de igual forma presentó sus refutaciones a esta controversia. Tanto Arrio como Atanasio eran sólo invitados y no tenían votación en tan ilustre asamblea, para cuando se efectuó este concilio muchos ya habían sido influenciados por Arrio o por Alejandro distintivamente, Eusebio de Nicomedia apoyaba a Arrio categóricamente mientras que el mejor apoyo de Alejandro fue su diácono Atanasio quien ahora sí tenía algo que decir.
Si bien es cierto que se trataron diversos temas, el más relevante era el caso de Arrio y sus enseñanzas en la iglesia.

ATENUANTES

Primero. Había un pequeño grupo de arrianos que creían tener la posición correcta, estaban dirigidos por Eusebio de Nicomedia
Segundo. Había un grupo pequeño que creían en la doctrina de la trinidad y por tanto aseguraban que Arrio estaba en un error, estos obispos y hermanos estaban capitaneados por Alejandro de Alejandría.
Tercero. Había otro grupo de hermanos que hablaban latín para quienes el tema no era importante puesto que se sometían a las enseñanzas de Tertuliano acerca de que había una sustancia y tres personas.
Cuarto. Seguramente habría otros varios que se acercaban al sistema patripasionista (modalistas).
Quinto. La gran mayoría de los obispos no tenía una opinión del tema y seguro era para ellos un dilema el que comenzara una nueva era de la iglesia oficiallista con un problema de tal magnitud que amenazaba en dividir lo que recién se unía. (Paradojal).

ASAMBLEA

Eusebio de Cesarea es quien más datos ha entregado de este tema y es quien también estuvo involucrado en las decisiones del concilio pero aunque al principio simpatizaba con las ideas arrianas, para esta asamblea ya sabía que su decisión era votar por Alejandro quien tenía más doctrina en su punto de vista. Pero uno de los primeros en defender la postura arriana es Eusebio de Nicomedia, pidiendo la palabra y creyendo de verdad lo que decía esperó que al fin de su discurso le apoyaran la mayoría de los obispos, luego él mismo vería que el rechazo fue abrumador porque muchos veían en estas declaraciones un firme atentado contra la persona del Señor Jesucristo. No faltó mucho para oír frases de rechazo
El fin del asunto fue el credo de Nicea, Arrio fue declarado hereje y la triunidad de Dios se llevaba su lugar debido.
El credo quedó como sigue:
Creemos en un Dios Padre Todopoderoso, hacedor de todas las cosas visibles e invisibles.
Y en un Señor Jesucristo, el Hijo de Dios; engendrado como el Unigénito del Padre, es decir, de la substancia del Padre, Dios de Dios; luz de luz; Dios verdadero de Dios verdadero; engendrado, no hecho; consubstancial al Padre; mediante el cual todas las cosas fueron hechas, tanto las que están en los cielos como las que están en la tierra; quien para nosotros los humanos y para nuestra salvación descendió y se hizo carne, se hizo humano, y sufrió, y resucitó al tercer día, y vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos.
Y en el Espíritu Santo.
A quien digan, pues, que hubo cuando el Hijo de Dios no existía, y que fue hecho de las cosas que no son, o que fue formado de otra substancia o esencia, o que es una criatura, o que es mutable o variable, a estos anatematiza la iglesia católica.

Este credo con algunas variaciones en la última parte es el que permanece hasta el día de hoy.

Cabe recalcar que a pesar de las declaraciones del concilio, las doctrinas de Arrio se siguieron infundiendo y muchas iglesias eran enseñadas de esta manera. Con la muerte de Alejandro entre 326 o 328 parecía quedar subsanado un obstáculo, pero entonces el diácono de Alejandría y ahora obispo Atanasio daría una defensa que lo pasaría a la historia de los grandes hombres de la fe. El conflicto niceno seguía en manos de un nuevo personaje.
ATANASIO DE ALEJANDRIA

Justo González dedica una sección completa a este grande de la fe, y lo hace con las siguientes palabras iniciales:

Los resultados de la encarnación del salvador son tales y tantos que quien intente enumerarlos podría compararse a quien contempla la vastedad del mar y trata de contar sus olas .

Si bien ya hemos dado una breve biografía para identificarnos con el personaje, conviene aquí mencionar su importancia y méritos dentro de la obra de Dios a favor del Concilio de Nicea y del trabajo mismo en la teología de la iglesia. Por los datos que nos entregan diferentes autores, entendemos la labor de servicio que inspiraba a Atanasio, su sencillez y carácter humildes los aprendió de los monjes y su piadosa vida bien puede ser reflejo de los años que creció junto a hombres como Antonio, desde aquí aprendió la rigurosidad y disciplina. Las características por las que Atanasio llegaba a las personas con su mensaje nada tienen que ver con su elocuencia ni su profundidad teológicas sino mas bien con esa manera de presentarse al pueblo que le hacía ser muy querido por todos. No se puede descartar, tampoco, el trabajo teológico con que desarrolló su doctrina, ni se puede pasar por alto el temor que infundía a los mismos arrianos con sus argumentos sólidos y de buena base escritural.
Se sabe que antes de la controversia arriana, ya había escrito un par de obras en la que una de ellas habla de la persona del Verbo. “la persona de Dios en la historia, era el elemento central de la fe de Atanasio”. Para este diácono, que luego pasó a ser obispo tras la muerte de Alejandro ocupando su lugar, presentar defensa de la trinidad era presentar defensa del cristianismo mismo pues sabía que era una ofensa al cristianismo referirse como criatura al Dios encarnado, por lo que fue uno de los que se opusieron en Nicea a la doctrina de Arrio, que, aunque sin voto, rechazó las declaraciones de Eusebio obispo de Nicomedia. El año en que Alejandro murió (328?), Atanasio ocupó su lugar en la iglesia y ese mismo año fue levantada la sentencia que pesaba sobre Arrio quien había sido exiliado. El gran logro de Atanasio tiene que ver en cómo él presentaba la persona del Hijo de Dios y aunque para muchos era razonable que el Hijo era de la misma substancia con el Padre, les costaba tener claro este pensamiento prefiriendo decir que era semejante al Padre que en definitiva era lo mismo, como viera Atanasio esta vicisitud, quiso ampliar el espectro en el que se movían los que pensaban en la trinidad con temor, pero al fin desarrolló un trabajo que habla de la homousios (sustancia) del Hijo en relación al Padre, a pesar de todas las artimañas que los arrianos tuvieron para exiliarle y hacer la vida difícil para este maestro de Alejandría, supo confrontar el dilema, dar una salida a los que miraban con temor y declaró en 362 ya con más de sesenta y cinco años, que el problema de si era de la “semejanza” quedaba en que no hay problema pensar que son una substancia siempre que no se entienda como si no hubiera una distinción entre ellos y como tres substancias siempre que no se entendiera que hay tres dioses, aquí la palabra griega usada por Atanasio para substancia es hipóstasis, que son de la misma naturaleza, esto ocurrió en un sínodo en Alejandría.
Todos estos debates quedaron saneados para cuando llegara el Concilio de Constantinopla en 381 pero Atanasio moriría antes de eso.